Shetland 2014: Las islas que descansan más allá del horizonte (II y final)


Por José Ramón Noguerol.
(© del texto y las imágenes: José Ramón Noguerol)

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El norte de Mainland

Quería desayunar lo más temprano posible para aprovechar el día recorriendo el norte de Mainland, la isla principal. Pero el tiempo de vacaciones hay que tomarlo con cierta clama y la dueña del B&B me sugirió retrasar un poco la hora del desayuno. Hay luz desde horas muy tempranas pero su vida tampoco se acelera por ello. Debió decirnos a todos los huéspedes lo mismo pues allí estábamos puntuales una pareja de alemanes, un motorista inglés y yo. Salvando con buena voluntad y humor las diferencias del idioma es fácil entablar una agradable conversación durante el desayuno. De dónde venimos, qué planes tenemos, qué tiempo hará hoy, qué se puede ver que no aparezca en las guías y esas cosas.

Como era de esperar entre el motorista inglés y yo surgieron los comentarios sobre las motos. El llevaba una deportiva Kawasaki 1000. Estaba muy contento con ella especialmente con su aceleración y frenada. No sé si yo sería capaz de viajar en una moto así.

El norte es una zona muy pintoresca y el paisaje me pareció impresionante, producto de la batalla entre la roca y las fuerzas del agua y el hielo que han intentado durante milenios romperla. Para llegar cruzas un istmo tan estrecho que tienes la sensación de circular sobre una gran roca que separa el Mar del Norte del Océano Atlántico, entras en la península de Northmavine.

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A unos 20 km al NO la carretera termina en los farallones de basalto rojo de Eshaness formando uno de los paisajes costeros más salvajes de las Shetland. Desde el faro puedes disfrutar de un buen paseo, si el tiempo está en calma pero no debe ser muy recomendable hacerlo cuando los vientos huracanados del Atlántico azoten el océano y empujen las gigantes olas hasta chocar contra la base del acantilado. Pero, de hecho, es un territorio mucho más apacible que lo que esperas encontrar en lugares situados en la misma latitud como Alaska o Groenlandia. Las islas están bañadas por las aguas relativamente cálidas de la corriente del Atlántico Norte que proporciona un clima más suave que muchos de sus vecinos.

Las que sí parecen estar a gusto son las aves marinas que llenan estos acantilados. Para los aficionados a la observación de estas aves esto es un paraíso. También recomiendan estar muy atento al mar porque en verano deambulan por las aguas costeras orcas, cetáceos y nutrias marinas.

Las islas del Norte

Un trío de remotas islas conectadas por ferry, son las tierras más septentrionales de Gran Bretaña, lejanas carreteras por donde apenas nadie circula.

Yell es la más grande de las tres y no tiene buenas referencias, “triste y oscura” o “un inhóspito lugar donde criatura alguna podría vivir, excepto las que han nacido allí” Pero en sus desoladas turberas y en su color está su encanto. Los pardos e intensos verdes, las nubes grises y las aguas azul acero del Atlántico Norte crean su atractivo.

Yell se comunica con Mainland mediante ferry. Pagas un único billete que te permite la ida y vuelta y conectar también con las otras dos islas, 10 libras persona/moto.

Fetlar es la más pequeña pero la más fértil, sus verdes páramos y costas formar una reserva natural donde anidan gran cantidad de aves marinas. No hay gasolineras pero encuentras una tienda en la población principal, Houble.

Unst es la isla habitada más septentrional. El paisaje es más escarpado, parece menos aislada que Yell y Fetlar pero también es la que resiste con más valentía los fuertes vientos del norte. “Al norte de Unst no hay nada…hasta encontrar el Polo Norte”.

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El cabo de Hermaness es lo más al norte que puedes llegar, a partir de aquí el camino será ya de regreso.

Unst tiene muchos rincones que descubrir como el Viking Unst donde al pie de la carretera se construye un barco vikingo, la parada de autobús más sorprendente de Gran Bretaña en Littlehamar, la antigua base de la Royal Air Force reconvertida en alojamientos, restaurante y bar, el más septentrional de Gran Bretaña donde su encargado fabrica unos bizcochos y bombones deliciosos.

Regresé al atardecer en uno de los últimos ferries a Mainlad . Después de haber recorrido durante todo el día las remotas y solitarias islas del norte me tomé un merecido descanso y una pinta de cerveza en el que quizás sea el hotel con más carácter de las Shetland, el Busta House Hotel. Construido en 1588 conserva un aire elegante pero acogedor e incluso hay rumores de la existencia de un fantasma.

El sur de Mainland

Último día en las Shetland. Por la tarde embarcaría rumbo a Aberdeen pero aún disponía de toda la mañana para bajar hacia el sur de Mainland.

La carretera principal serpentea a lo largo de unos 40 km hasta el cabo de Sumburgh y cerca de la población de Sandwick se cruza la línea de 60o de latitud. El sur es un largo y delgado dedo de tierra que termina en los acantilados de Sumburgh Head. Y aquí encontré la mejor ocasión para observar de cerca de los “puffins” o frailecillos, las enormes colonias de aves marinas y…orcas. El tablón de anuncios del aparcamiento informa sobre avistamientos recientes y de repente la responsable del centro de información que estaba mirando con los prismáticos dio un grito y señaló con el dedo un punto próximo a las rocas y aparecieron ante los atónitos ojos de los que allí estábamos dos orcas durante unos breves instantes.

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Tuve tiempo aún de acercarme hasta la que dicen es la mejor playa de las Shetland, Scousburgh Sands, con aguas claras rodeada de acantilados y verdes cabos que se adentran en el brillante mar azul.

Aproveché las primeras horas de la tarde para dar una vuelta por la animada calle comercial de Lerwick y hacer algunas compras de recuerdos para mi familia. También visité el Shetland Museum. En el moderno edificio se guarda un impresionante balance de 5000 años de cultura de un pueblo donde la herencia vikinga sigue presente en las vidas de los “shetlanders” y su relación ancestral con un entorno que no se lo ha puesto fácil.

Antes de embarcar me crucé con un grupo de motoristas que salían de Lerwick a dar una vuelta por las carreteras de la isla. Aquí, como en toda Gran Bretaña hay buena afición a las motos y en Lerwick organizan cada dos años un Motor Classic Show donde reúnen coches y motos clásicas de diferentes lugares y países, debe ser todo un acontecimiento.

El regreso

A las siete de la mañana desembarqué en Aberdeen. Me esperaba una jornada de moto de más de 1000 km para llegar por la noche a Portsmouth y coger el ferry que me dejaría en Bilbao.

Según bajaba hacia el sur “disfruté” de todos los fenómenos meteorológicos posibles. La RT devoró los kilómetros sin inmutarse, yo no tanto.

Llegué a Portsmouth con tiempo para dar una vuelta, comprar algo para cenar en el ferry y embarcar ya bien entrada la noche. De nuevo la bodega destinada a las motos estaba llena de motoristas ingleses con ganas de cruzar el Canal de la Mancha y perderse por nuestras carreteras, las de Portugal o Francia.

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Doce días y medio después y tras recorrer más de 4000 kms llegaba a casa. Había ido hasta “las islas que descansan más allá de horizonte”.

Toda la información para el viaje en www.SHETLAND.org

Moto: BMW R1200RT con 84.000 km.

Consumo medio: 5,4 litros/100 km

Precio combustible: 1,4-1,6 GBP

Kms recorridos: 4700

Mi agradecimiento al equipo de MOTOS ULLA., la BMW ha rodado perefecta

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